Ensayo, error y desarrollo

Ensayo, error y desarrollo


Centro de Integración Digital: uno de los ámbitos de investigación e innovación dentro de la FADU.

El 21 de abril se celebró el Día Mundial de la Creatividad y la Innovación, fecha declarada así por la Asamblea General de Naciones Unidas en 2017.

Varios motivos llevaron a la organización internacional a proclamar el día. Uno de los argumentos planteados es que «la innovación es esencial para aprovechar el potencial económico de cada nación». También, que la innovación y la creatividad «dan nuevos bríos al crecimiento económico y la creación de empleo», al tiempo que «amplían las oportunidades para todos, incluidos los jóvenes y las mujeres».

En nuestra facultad, desde 2022 funciona el Centro de Integración Digital (CID), un espacio donde, entre otras cosas, se trabaja en el desarrollo de tareas de investigación, enseñanza y extensión mediante el uso de tecnologías digitales y el pensamiento computacional.

Fernando García Amen, arquitecto integrante del equipo del CID, detalló que el cometido del centro es nuclear a todas las carreras e institutos y funcionar como un «hub de intercambio entre las ideas e inquietudes de todos». Contar con un espacio de intercambio posibilita crear proyectos e iniciativas conjuntas para presentar puertas afuera, por ejemplo, ante la Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC).

En diálogo con La Plaza*, García Amen destacó la importancia de innovar a nivel tecnológico en la FADU, pero reconoció que «a veces cuesta un poco que la iniciativa venga de los docentes». «El interés viene generalmente de los estudiantes”, añadió. Además de la brecha digital generacional, sucede que los jóvenes llegan con más expertise: «De repente no tienen los conocimientos teóricos necesarios para afrontar un problema, pero sí tienen el expertise práctico porque ya lo han resuelto antes de alguna manera». Destacó que más allá de las diferencias generacionales es importante «volver a hablar un lenguaje común».


Investigar y aprender

El CID cuenta con distintos equipos tecnológicos y dos laboratorios: el de Visuación Digital Avanzada y el Laboratorio de Fabricación Digital Montevideo (LabFabMVD). Allí se desarrollan diversos proyectos que involucran a estudiantes y diversas áreas de la FADU. Fabricando Mundos es una de las iniciativas en curso. En su web se presenta como «plan de acción para la recuperación, restauración y conservación digital de patrimonio arquitectónico uruguayo, a través de la utilización de tecnologías de escaneo 3D, con el propósito de construir un Metaverso patrimonial interactivo».

García Amen, quien coordina el proyecto, contó que surgió de manera «espontánea» tras la caída de la cúpula de Notre Dame en París a causa de un incendio en 2019. «En ese momento se constató que no existían recaudos gráficos de cómo era la cúpula como para poder reconstruirla». Sin embargo, se pudo utilizar un relevamiento con escáner láser que se había hecho para el juego Assassins Creed. «Entonces el único recaudo de la cúpula original de la iglesia salía de un juego».

Eso los llevó a cuestionarse: «¿Qué pasaría con algunos edificios de nuestro país que están en riesgo por no tener declaración patrimonial, por estar sujetos a algún tipo de especulación inmobiliaria, o a algún riesgo de colapso estructural?».

Trabajaron con el Instituto de Historia de la FADU para evaluar qué edificios estaban en esa categoría, y así comenzar a hacer relevamientos con escáner láser. Hasta ahora tomaron registro de la estructura de la Calera de las Huérfanas en Colonia, la Capilla Susana Soca en Canelones y el Ventorrillo de la Buena Vista en Lavalleja, entre otros sitios.

El desafío actual es crear avatares que le permitan al usuario interactuar dentro del edificio, ya sea mediante un casco o en la computadora, para tener una experiencia inmersiva.

Potenciar recursos

El desarrollo sostenible para el crecimiento económico de las ciudades también integra la lista de argumentos para declarar el Día de la Creatividad e Innovación.

La diseñadora industrial Maite Sosa, docente del LabFabMVD, detalló la experiencia de investigación en textiles 3D en la que está trabajando, en la que la sostenibilidad está en juego. «Hay un consenso de que la industria de la ropa es la que más contamina y donde se tienen las condiciones de trabajo menos éticas, de esclavitud contemporánea directamente, entonces es vital empezar a pensar la manera de cambiarla, intentar fabricar con otros materiales», afirmó la docente.

A través de una especialización en fabricación digital y diseño textil realizó un muestrario de 20 piezas en impresión 3D, algunas reinterpretaciones de modelos ya existentes, elaboradas a partir de datos abiertos, y otras, diseños propios. No se trata de adaptaciones textiles tal cual las conocemos pues se parte de materia prima plástica rígida, no de fibras naturales o artificiales.

En su opinión, trabajar textiles en 3D permite experimentar y si bien todavía es «algo lejano», con la exploración digital en el campo textil «empiezan a aparecer transformaciones de lógicas constructivas». «¿Qué pasa si ya no necesitamos grandes industrias, sino que cada quien pueda imprimir y fabricar sus propias cosas?», reflexionó. Esto generaría menos desperdicios de tela, ya que se imprimiría solamente la cantidad necesaria.

Consultada por la importancia de innovar en el ámbito textil, respondió haciendo un poco de historia. «En Uruguay supimos tener una industria textil reimportante, sobre todo en el siglo XX. Se producía lana y tela. Pero en los años 80 y 90 comienza a decrecer y hoy día casi no tenemos industria. Por otro lado, cada vez hay más carreras de diseño, más estudiantes y profesionales […] Tenemos que empezar a buscar maneras de recuperarnos un poco. Nuestro país no puede competir con la industria de China, India o Bangladesh. Necesitamos empezar a competir en lo que sabemos: innovar e investigar cosas nuevas. A veces quedar un poco en los márgenes tiene su beneficio porque tenés que rebuscartelas».

Destacó que la Universidad de la República está en condiciones de innovar en el rubro, al tiempo que valoró que la investigación en el sector textil puede acercar a más mujeres al mundo de las tecnologías, el que actualmente sigue atrayendo principalmente a varones.

Proyección sensible

Por su parte, Ángel Armagno, también docente del CID, investigó en su tesis de maestría las relaciones entre la arquitectura y el cine. Lo hizo desde una perspectiva específica de la arquitectura del poder y la corporativa, estudiando la narrativa cinematográfica de determinadas películas.

«La arquitectura del poder tiene sus claves, ciertas cuestiones de monumentalidad o de ritualidad sobre cómo se utilizan los espacios. Eso determina cómo funciona una sociedad, cómo se controla o la forma en que se convive. Y en el cine, especialmente en el totalitario o de ciencia ficción, los edificios son reflejos de las sociedades», detalló el arquitecto.

Al ser consultado sobre el aporte que se puede hacer en materia educativa a partir del cine, explicó que trabaja en las asignaturas optativas Hibridación digital y Producción audiovisual digital. En ambas, la investigación de los estudiantes se da a partir del visionado de películas, teniendo que reinterpretar algunos escenarios de manera digital o creando su propio documental a partir de pautas específicas. El objetivo es que entiendan criterios de iluminación, espacialidad cinematográfica, y luego los incorporen a los trabajos de proyecto. «Es tremendo ejercicio lograr mirar un espacio y reinterpretarlo, entenderlo y poder intervenirlo», resumió.

En relación con el uso del cine como herramienta de innovación reflexionó que la incorporación transdisciplinar siempre es «bienvenida» en el diseño o en la arquitectura. Al incorporar aspectos de las artes visuales, se aporta más a la narrativa visual y a la semiótica.

«Todo colabora a tener más insumos a la hora de tomar las decisiones de un proyecto, donde están en juego cuestiones urbanas, fenomenológicas, compositivas, funcionales, sensibles y simbólicas. Cuando uno puede incorporar todo eso, cuanto más rica sea la formación de un profesional, mejor va a ser la arquitectura o cualquier producto que se genere”, concluyó Armagno.

Los casos mencionados aquí son algunos de los proyectos que se llevan adelante desde CID, con el fin de aportar en materia de innovación e incentivar la formación de profesionales más creativos.

*La Plaza es un ciclo de notas sobre temáticas de relevancia para la comunidad de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU), con el objetivo de compartirlas puertas adentro y difundirlas puertas afuera, y de aportar nuevas miradas a la esfera pública. Esta línea editorial, llevada adelante por el Servicio de Comunicación y Publicaciones de la FADU, procura poner en valor figuras, propuestas, actividades o prácticas académicas específicas de nuestras disciplinas que puedan convocar el interés de la sociedad en su conjunto.

 

Publicado por | 25 de abril de 2024 - 13:06 | Actualizado: 25 de abril de 2024 - 13:09 | [pdf]PDF[/pdf]