Prefacio al Bloque 1. México, Estados Unidos y Japón
Por Mg. Arq. Roberto Langwagen

Zócalo del DF. Foto: Yamiles Núñez

Zócalo del DF. Foto: Yamiles Núñez

Los tres destinos iniciales de nuestro itinerario nos llevan a lugares muy diferentes entre sí por más que los dos primeros sean limítrofes en el mapa. México forma parte de la cultura latinoamericana, país de enormes contrastes entre la persistencia de lo pre-hispánico, la tradición colonial y el devenir posterior como país independiente. Quizás uno de los mejores ejemplos que sintetiza la cultura visual mexicana sean sus expresiones artísticas, las construcciones monumentales que se encontró Hernán Cortés, la cultura barroca española mestizada hasta el siglo XIX y luego un despertar de una fuerte corriente local pictórica desde los años veinte del siglo pasado. Fue a partir del período de la inmediata pos-Revolución Mexicana cuando la vanguardia artística local, en especial el movimiento muralista liderado por Diego Rivera, produce una arte de gran formato y fuerte presencia en edificios públicos, con apoyo directo del gobierno central. Estos mega murales, reflejan un marcado contraste de formas y colores, que se aprecia también hoy en lo cotidiano de la cultura popular mexicana, y hasta en la cultura de la alimentación mexicana. Se puede decir que la tendencia a lo exagerado, y al desborde emocional expresionista, es la materialización del ser mexicano.

Según Octavio Paz en su obra capital El laberinto de la soledad (1950) “la mexicanidad es gusto por los adornos, descuido y fausto, negligencia, pasión y reserva” y hace una oposición para intentar explicarla por diferencia con la cultura norteamericana, mientras esta nació de la Democracia, el Capitalismo y la Revolución Industrial, México es hijo de la Contrarreforma, el Monopolio y el Feudalismo. Hay rasgos que determinan y permiten entender lo mexicano como es caso del regodearse en el horror, que se expresa el día 2 de noviembre, el día de los muertos, en la comida de dulces que simulan huesos, como si en esa contradicción estuviera la búsqueda de la vida a través de la muerte. Es que en México el recurrir al ritual y la celebración, es expresión de tradiciones pre-hispánicas muy arraigadas en el sentir popular que se manifiestan de manera festiva. 

Estados Unidos. Foto: goo.gl_jonBEX

Estados Unidos. Foto: goo.gl_jonBEX

En cambio la cultura norteamericana es básicamente pragmática, una suerte de mezcla de precisión y búsqueda de la eficacia, que se refleja en la manera de resolver sus litigios y conflictos y entender lo real. Para la mayoría de nosotros, la forma de ver lo real para lo norteamericano, es más cercano de lo que somos conscientes. Estamos educados a través del cine, por la cultura norteamericana, ya que estamos habituados al manejo de recursos de imagen y palabra propias de la narrativa cinematográfica hollywoodense. Es habitual que no haya silencios en el cine norteamericano, casi siempre se escucha música de fondo, esperamos la seducción de los efectos especiales, y el hiperrealismo de los escenarios, los héroes y sus peripecias. Estamos educados en la cultura del espectáculo norteamericana, nos sentamos frente a la pantalla y se abre la dimensión de la ficción, más real que lo que sucede fuera de la misma. La cultura cinematográfica y luego de todos los espectáculos visuales, ha instalado el referente visual de la mega ciudad moderna en Nueva York, la metrópoli que se posiciona a nivel internacional, como caput mundi y se expresa en el marcado crecimiento en altura, especialmente en Manhattan. La cultura globalizada es el último logro de la cultura del tardo-capitalismo norteamericano, el mejor ejemplo de esta influencia es que nuestro pensar, para estar adaptado a lo contemporáneo, debe aprender la lógica del software o perecer. Visitar Estados Unidos es poder experimentar directamente el hardware que dio origen a los protocolos de la lógica de los apps, que experimentamos diariamente en las pantallas de nuestros dispositivos digitales. La cultura norteamericana es expansiva en lo territorial, y insistimos afín a la precisión, para que todo el mecanismo social funcione, es optimista, siente la realidad coma algo a perfeccionar, cree en la salud, el trabajo, y la higiene. Sostiene Octavio Paz (1950) que esta impronta se refleja cuando se aprecia que “los Estados Unidos son una sociedad que quiere realizar sus ideales, que no desea cambiarlos por otros y que, por más amenazador que le parezca el futuro, tiene confianza en su supervivencia”.

Japón. Foto: goo.gl-Bq3zJ2.jpg

Japón. Foto: goo.gl-Bq3zJ2.jpg

El archipiélago nipón esta signado por la escasez de territorio, y por ende una necesidad de sobrevivir a costa de un pacto social de cuidado del orden. El escritor contemporáneo Haruki Murakami ubica sus personajes dentro de un mundo cerrado y con dificultades de establecer lazos con sus congéneres. “Tokio Blues” quizá no sea para la crítica experta, su mejor novela pero sí es la que lo catapultó a la fama en su país de origen. Es una novela de iniciación y trata de las pérdidas que implica la madurez. Mientras su avión aterriza, Toru Watanabe, el personaje desde dónde se narra la historia, de treinta y siete años, escucha una vieja canción de los Beatles. La música le hace evocar su juventud en el turbulento Tokio de finales de los sesenta. H. Murakami ha traducido al japonés a Scott Fitzgerald entre otros americanos, además es devoto del jazz y el rock. Japón pasó de una fuerte influencia China hasta fines del siglo XIX, a sufrir una occidentalización en el siglo XX y un fuerte influjo norteamericano a partir de la Segunda Posguerra. Koichi Iwabuchi en su libro Recentering Globalization (2002) señala la capacidad japonesa de abrirse a lo foráneo sin perder lo esencial de su cultura. La generación de los japoneses que fueron adolescentes en los sesenta y setenta fue la que comenzó a consumir televisión y el boom de los productos de la industria del entretenimiento, a través de manifestaciones culturales populares como el manga (cómics), el anime (dibujos animados) o los videojuegos. El artista plástico Takashi Murakami ha acuñando desde el año 2000, la categoría de lo “super flat” para nombrar una postura de la producción de imágenes en un Japón que se ha occidentalizado, pero reivindica sus aportes originales. Esta idea supone revalorar el planismo visual del arte japonés tradicional, reprocesado por la cultura occidental, sobre todo del comic. A este fenómeno cultural en el mundo globalizado, Koichi Iwabuchi (2002) lo llama “hibridismo estratégico”, para el caso de Japón, una cultura que reconoce lo occidental pero hunde sus bases en lo local. Para occidente Japón desde el siglo XVIII fue sinónimo de lo exótico, con un encanto que atraía de una manera particular, hoy en día occidente vive un fenómeno similar pero inverso. La renombrada artista Yayoi Kusama, que vive por voluntad propia en una clínica psiquiátrica, muestra ese espíritu obsesivo de lo japonés en sus performances denominadas Accumulations, que han provocado afluencia masiva de público en Buenos Aires y ahora se exhibe en el Museo Tamayo Arte Contemporáneo en la Ciudad de México. Ian Buruma (1991) en el catálogo de la exposición Contemporary Art from Post-Modern Japan sostiene que “La cultura de Tokio, al igual que la cultura de Edo y de Osaka hace unos siglos, está regida por un público cada día más afluente, obsesionado con el gusto, la moda, el placer, en definitiva, con la superficialidad de las cosas más que por las profundidades ocultas. Es un mundo (…) ideal para el postmodernismo, un mundo en el que una galería de arte moderno y un showroom de Armani o Yohji Yamamoto no se distinguen entre sí, un mundo de estilos, clásico o moderno, que se escogen, se toman prestados y se desechan con igual facilidad, un mundo del pastiche, la parodia y el kitsch”.


Roberto_langwagen_150x150Roberto Langwagen es Arquitecto (FARQ-UdelaR) y Magister en Enseñanza Universitaria (FHUCE-UdelaR), Coordinador del Servicio de Enseñanza de Posgrado y Educación Permanente de Facultad de Arquitectura (UdelaR). Docente de Historia del Diseño en Universidad ORT-Uruguay. Coordinador del Bloque 1 del Viaje de Arquitectura, comprendiendo México, Estados Unidos y Japón.

 

 

Publicado por | 7 de abril de 2015 - 21:40 | Actualizado: 7 de abril de 2015 - 21:40 | PDF

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