La Torre de las Cápsulas
Por Bernardo Martín (Docente del Grupo de Viaje 2013)

La Torre de las Cápsulas diseñada por Kisho Kurokawa y construida en 1972, es un ejemplo tardío del metabolismo japonés de la segunda posguerra. Evidentemente inspirada en la plug-in city de Archigram del año 1964, propone dos elementos verticales de hormigón armado interconectados, a los que se enchufan 140 cápsulas habitables efímeras de 2,3 x 3,8 x 2,1 m.

Los elementos verticales, que constituyen una infraestructura dura perdurable en el tiempo, sostienen y sirven a todo el sistema. Complementariamente, las cápsulas fueron fabricadas en planta, transportadas hasta la obra y finalmente adosadas al sistema central.

Las cápsulas plantean algunos asuntos que han recorrido de ida y de vuelta buena parte de la historia de la arquitectura desde principios del siglo XX hasta nuestros días:

  • El espacio mínimo habitable. Esta pregunta que, con cierto optimismo, solo permite respuestas locales y provisorias, está en la base del diseño de las cápsulas.
  • Los modos de producción de vivienda. ¿Es posible y/o deseable estandarizar la vivienda de modo tal que pueda ser fabricada en cadenas productivas similares a las de otros artefactos?
  • La obsolescencia. Estas cápsulas fueron concebidas y construidas como artefactos enchufables–desenchufables, asumiendo que la evolución en el tiempo de los modos de habitar el espacio doméstico haría necesario sustituirlas por unas burbujas más adecuadas.

Hasta hoy, ninguna cápsula fue sustituida y sus habitantes se quejan de que no son casas adecuadas y que, entre otros defectos, ni siquiera disponen de espacio para guardar los objetos más elementales. Mientras tanto, el edificio (debido a la falta de mantenimiento) se ha ido deteriorando; finalmente, los copropietarios decidieron ponerlo a la venta con la expectativa de obtener un beneficio que, lejos de provenir del edificio en sí, se atribuye al valor del suelo.

Arquitectos de todo el mundo ejercen toda la presión que pueden para que el edificio no sea demolido o, mejor aún, para que las cápsulas sean sustituidas y el edificio actualizado. En todo caso (y no deja de ser paradójico si pensamos en cómo fue formulado el edificio) parecería que las posibilidades de sobrevivir de este dinosaurio (contradiciendo a Darwin) no estarían en su imaginada capacidad de adaptación.

 

Publicado por | 18 de mayo de 2013 - 16:28 | Actualizado: 29 de mayo de 2013 - 04:25 | PDF

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