Gimnasio y Colegio Don Bosco

Bóvedas de doble curvatura de ladrillos huecos armados atensoradas en el exterior, prolongando los pilares por encima del valle de la bóveda.

Dimensiones:
- área cubierta 954 m2
- bóvedas de doble curvatura: luz libre 24.40 m, altura de pilares 4.85 m; flecha 4.70 m

Fecha mayo 1983 - diciembre 1984

La construcción del gimnasio, ubicado en un barrio céntrico de Montevideo, implicó la demolición de dos viejas casas y la reforma de otras dos. Las dos viviendas demolidas generaron el espacio para la construcción del gimnasio flanqueado a ambos lados por las dos casas reformadas. La fachada del gimnasio sobre la calle Maldonado, se retiró 3 m de la línea de edificación dando lugar a una pequeña explanada-plaza, lugar de encuentro y acceso. Las viviendas, a los lados, se integraron al complejo como oficinas, vestuarios y servicios, pero se mantuvieron alineadas y se revistieron de ladrillo para vincularlas a la fachada del gimnasio, también de ladrillo de campo visto. La fachada general del conjunto se expresa como una obra nueva, pero a la vez, el diseño del revestimiento de los muros, con estudiado juego de relieves y planos, se apoya en las fachadas alineadas y se reinserta con armonía a la línea de edificación de la calle.

El techo del gimnasio cubre 954 m2 y está construido con 5 bóvedas de doble curvatura que salvan una luz libre de 24.40 m sin tensores interiores. Las bóvedas son de ladrillos huecos (bovedillas 25x25x10) armados y unidos con mortero de arena y portland y cubiertas por encima de la cerámica con una capa de 2.5 cm de mortero, pintada de blanco para reflejar la radiación solar. Los tensores colocados en el exterior por encima de la bóveda y anclados en la prolongación de los pilares de 1 m sobre la viga de borde, están protegidos con una vaina de PVC inyectada con cemento portland. El espacio interior, libre de tensores, resulta muy apropiado para el juego y permite apreciar sin ninguna interferencia las bóvedas, sus formas onduladas, y la textura del ladrillo en la cambiante luz. A media altura, sobre el frente y un costado de la cancha se construyó un corredor terraza de hormigón armado, colgado de los pilares de la estructura del techo, que vincula el segundo nivel de las construcciones del frente y sirve de mirador a los espectadores. La luz natural llega a través de un corte transversal en cada bóveda, cerrado con vidrios apoyados en parantes metálicos y un lucernario frontal que cierra el espacio de la cancha sobre la fachada a la calle.