Museo Tomihiro
Por Bach. Ramiro Jesús

Vista parcial de techos

Vista parcial de techos

Autor: Makoto Yokomizo aat+ Arquitectos
Programa: Salas de exposición para las obras del ar sta local Tomihiro Hoshino.
Año: 2004 – Proyecto, 2005 – Inauguración.
Ubicación: Azuma, Midori, Prefectura de Gunma, Japón.

Estudiante :: Ramiro Jesús
Tutores :: Arq. Roberto Langwagen & Arq. Raúl Buzo

La ciudad

El museo se encuentra rodeado por la ruta nacional No 122 hacia el Oeste, y el río Watarase hacia el Este. La ruta nacional 122, une la ciudad de Nikko con Tokio. Históricamente fue utilizada para el transporte de cobre desde las minas en las montañas de Ashio, hacia la capital Tokio. La ciudad de Azuma, al igual que otras de la región, se desarrolló en base a la ruta del ferrocarril hacia la mina de cobre y la actividad generada como consecuencia de este tráfico, y a lo largo del río que cobra fundamental importancia para la implantación de poblados. A medida que fueron creciendo, estas ciudades se fusionaron en varias ocasiones, con el objetivo de acentuar la descentralización respecto a Tokio. La última fusión se produjo en 2006 entre las ciudades de Omama, Kasakake y Azuma (en la que se encuentra el Museo Tomihiro) y dio origen a Midori-Shi, nombre que se traduce literalmente como “Ciudad Verde”.

Para Midori se desarrolló en el año 2010 un plan urbanístico de desarrollo integral que promueve la adopción de un “Diseño Universal”, con el objetivo de convertir la ciudad en un lugar más atractivo. Este fomenta un uso planificado de la tierra, la producción de un buen paisaje urbano, y la reparación de los edificios públicos existentes. Se presta especial atención al paisaje, cuidando el entorno de los ríos y de la Represa Kusaki, y manteniendo las rutas en buenas condiciones. El plan también hace énfasis en el desarrollo de la agricultura, la forestación, el comercio y la industria, considerando especialmente las características de la región. Además promueve la industria del turismo, fomentando la historia y la cultura del área. Actualmente la región constituye un centro de comercio para quienes se ocupan del negocio de la seda, y forma parte de la ruta turística con atracciones como las ruinas descubiertas de Iwajuku, pruebas de una cultura de la edad de piedra japonesa, o el propio Museo Tomihiro. Incluso hoy día la región actúa como una unión de transporte clave entre Nikko, Mito y Tokio. Al este del Museo, se encuentra el Río Watarase, más concretamente, uno de sus principales ensanches, el lago Kusaki. Sobre éste, a escasos kilómetros al sur, se ubica la represa Kusaki, que permite el pasaje de un lado al otro del río, así como el puente Takinove, ubicado algunos kilómetros al norte. El Río Watarase jugó históricamente un papel determinante en la vida de los habitantes de la región. Actualmente su mayor importancia radica en la generación de energía, en la actividad turística en torno a él, la pesca y la utilización como medio de transporte.

Relación con la ciudad

Vista aérea

Vista aérea

Situada en medio de las ciudades de Azuma, Nikko, Tokio y Mito, a orillas de uno de los principales ensanches del lago Kusaki, se trata de una zona menos densa desde el punto de vista habitacional.

El museo se encuentra muy próximo a una represa, y en esa represa hay un puente que conecta la ruta No 122 con la otra orilla del lago, produciendo una importante conexión entre lugares, y un cambio brusco en el sistema de caminos, ya que la ruta se desplaza de noreste a sur oeste, y el puente intersecta de forma prácticamente perpendicular con esta. Este espacio aunque poco denso, pertenece a la jurisdicción de la ciudad de Midori, por lo tanto en términos legales es parte de un espacio urbano y como tal posee varios puntos de referencia. Se podría decir que esta zona se articula por un varios ejes que corren en el mismo sentido: 1-vias del ferrocarril, 2-ruta 122, 3-el lago kusaki. Desde el punto de vista social el que nos va a importar mas es la ruta, ya que se encuentra mas activa desde el punto de vista de transito.

En este caso las tensiones en torno a las que se desarrolla la ciudad son inducidas por: la presencia del río, que condiciona la actividad económica y el transporte, las montañas, que definen zonas menos aptas para ser habitadas. En relación a estos elementos se implantó la ruta que conduce a Tokio y comenzaron a formarse los diferentes poblados que hoy conforman la ciudad de Midori. Para comprender la ciudad a partir del estudio de su crecimiento, debemos centrarnos en la causa que originó los primeros poblados en la zona, que fue la actividad económica en torno al río y el transporte de cobre desde las minas de ashio hacia a ciudad capital. En los llanos se construyó la ruta que sirvió como medio de transporte, paralela al río, y en torno a ambos, las ciudades que fueron creciendo y fusionándose con el correr de los años, hasta conformar hoy en día la ciudad de Midori.

Relación con el entorno cercano

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Vista desde el interior hacia el lago

 

Podemos definir al Museo como un lugar, teniendo en cuenta que éste se diferencia de su entorno, que tiene ciertas dimensiones que lo caracterizan, cierta personalidad.

La horizontalidad del edificio contrasta con las montañas circundantes. En cuanto a sus dimensiones, el edificio es el de mayor tamaño si lo comparamos con los otros cercanos. Se podría tomar al edificio como una meta, o como solo un elemento del camino, ya que este se encuentra a un lado del camino y solo se pueden observar todas estas características desde puntos elevados; asimismo la tensión que genera la direccionalidad de la ruta, el río y el ferrocarril son claras y patentes.

En este caso, a nivel de la ciudad, constituye una atracción cultural, y punto de referencia sobre todo para los turistas. A nivel local se destacan principalmente sus singulares características formales y su programa y el tipo de público que éste atrae. El museo fue construido con fondos municipales, por lo que constituye un espacio público más de Midori. Los edificios públicos tienden a caracterizarse por su función estructurante del espacio que los rodea. En este caso el Museo constituye un punto de referencia en el recorrido de la ruta 122.

Es común que en las ciudades grandes o medianas los edificios públicos proporcionen una marca a la zona en el que fueron implantados. Visualmente suelen ofrecer un punto de referencia, y sobre todo, le dan una vida particular, relacionada con la actividad que desarrollan. En este caso, si bien el Museo no cuenta con un flujo permanente de personas por el cual se destaque en la zona, sí con una concentración mayor de usuarios en relación a su entorno inmediato. Y si bien encontramos edificios significativos, éstos se encuentran dispersos a lo largo del recorrido de la ruta. El punto de vista más común del edificio, es desde la ruta, desde allí, se presenta como un edificio de una sola planta, de fachadas ortogonales y lisas, ubicado a un costado de la ruta y enfrentado a un estacionamiento (al otro lado de la ruta), por lo que no representa un elemento sobresaliente en el paisaje. La unidad de intervención en este caso, va más allá del propio edificio, comprende la ruta, el estacionamiento que se encuentra enfrentado al museo, el talud que nos ofrece mejores visuales de éste en conjunto con el lago, los espacios exteriores adaptados en el trayecto entre el museo y el lago, y si nos focalizamos en la planta, el impacto visual que genera afecta toda la zona del lago, ya que no hay edificaciones de características similares en el entorno de éste.

Relación con el entorno inmediato

La composición no se ajusta, o no toma como referencia edificios del contexto, sino que se abstrae de él. Por lo que no encontraremos edificios con características similares que puedan haber servido de prototipo. Se cierra en sí mismo. En lugar de tomar elementos del paisaje, opta por incorporarse a él como un elemento extraño que se implanta en el paisaje natural.

El punto de vista fundamental del museo y su entorno se obtiene desde un talud ubicado al otro lado de la ruta. Desde allí puede apreciarse la composición de los círculos y el cuadrado que los delimita, en conjunto con el lago Kusaki y las montañas de Ashio. Este punto de vista nos permite apreciar como los lados del cuadrado se alinean tanto con la ruta, como con el lago, en tanto que ignoran los bordes del solar en que está implantado.

Las formas rectangulares y circulares usadas por el arquitecto, no entablan relación con las características del entorno natural, poco habitado, en el que se implanta el museo. Esto constituye una elección intencional, ya que Makoto Yokomizo pretendía olvidarse del lugar en el que está implantado, que se tratara de una obra que tanto pudiera ubicarse en el lago como en cualquier otro lugar. Para ello eligió formas abstractas, que no tuvieran relación con el entorno.

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Planta principal

La intención del arquitecto es la de liberarse de una localización específica y de la abstracción de la arquitectura contemporánea y la búsqueda de una combinación entre arquitectura y ecología en el edificio mismo. El edificio se separa del entorno y se cierra en sí mismo, sin embargo, en el interior se busca la integración con la naturaleza, por medio de los patios triangulares formados entre los círculos, en los cuales fueron sembradas plantas de las diferentes especies que aparecen en las obras de Tomihiro.

En planta, la presencia de los círculos, contenedores de los elementos programáticos, atenúa la rigidez del cuadrado del perímetro. Las características del edificio en cuanto a proporciones también varían según lo veamos desde la ruta o desde un punto de vista aéreo. Acercándonos a él por la ruta, la fachada presenta una direccionalidad horizontal clara, paralela a la ruta, que no genera prácticamente impacto visual en el paisaje. Las proporciones en planta son completamente diferentes, no hay predominio de una sobre otra.

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Vistas parciales interiores y exteriores – texturas

Sin embargo, no opta por ubicarse simplemente a un lado de la ruta, sino que implanta el estacionamiento frente al edificio, el espacio del museo de alguna forma atraviesa la ruta, haciendo su presencia más significa va. Por su contraste con el fondo (relaciones de alturas y formas), podemos definir al edificio como un “mojón”. Visto de la carretera el volumen no denota mucha importancia, pero el vasto estacionamiento que posee el edificio en su fachada, sugiere que se trata de un edificio significativo. También su identidad es muy importante para la zona, ya que se promueve la visita de esta a través de la web oficial de la ciudad, junto con otros pocos lugares. Otra cosa que lo hace un mojón es su ubicación (una despoblada zona para que resalte mejor).

Pero que sea un mojón, no necesariamente significa que sea un nodo. Si bien el museo es un centro cultural importante a nivel nacional, no llega a determinar el carácter de la zona en la que está inserto. Por otra parte no llega a constituir un polo de atracción suficiente, la concentración de personas que genera no representa una escala masiva, tampoco acorde con la naturaleza de la obra de este singular autor. El que gravemente herido en un accidente gimnástico en 1972, comenzó a pintar con lápiz o con pincel, sostenidos por su boca. Él llama a su trabajo “shi-ga” (acuarelas de flores y poesía). Sus imágenes poéticas son una expresión de su búsqueda de la esencia de la vida. Su simplicidad y gentileza se reflejan en la forma de las flores. Serenas formas que pueden guardar cierta relación con el repertorio geométrico del museo. Así observamos una planta compuesta por círculos de diferente tamaño contenidos en un cuadrado de 52m de lado. Los triángulos formados entre los espacios de exhibición, constituyen pequeños jardines, en los que se colocaron flores que han sido utilizadas por Tomihiro en sus pinturas. Para las paredes, pisos y cubiertas, se usaron diferentes materiales, texturas y colores, de forma de hacer a cada uno diferente de los demás. Los espacios de exhibición son continuos con los inmediatos, de forma que no avanzamos linealmente en el espacio.

De los 300 trabajos pintados por Tomihiro en los últimos 30 años, 120 son exhibidos permanentemente en el museo.

Descripción formal

Makoto Yokomizo comienza por una forma básica, el círculo, repetido y combinado. El grupo de círculos que se tocan entre sí, se corta en un cuadrado, el cual queda definido por la interacción entre distintas burbujas, y tiene la intención de potenciar el diseño abstracto.

El cuadrado del perímetro no se encuentra alineado a la forma del solar. En el interior encontramos una secuencia continua de varios ambientes cilíndricos, todos con características diferentes en cuanto a colores, materiales, temperaturas, luz, funciones, superficies y vistas. Las salas con vistas exteriores, luminosas, abiertas, están acabadas con materiales brillantes, de forma de explotar estos recursos con los que no cuentan las salas más interiores. Cada fachada es de un material y acabado distinto según las funciones que se desarrollan en el interior y su relación con el exterior; abiertas, perforadas, translúcidas, cerradas. La disposición de los espacios circulares está determinada como un puzzle. Cada cilindro está conectado a los cilindros adyacentes y, en conjunto, son más resistentes a los terremotos o al viento. La continuidad del espacio sólo queda interrumpida por el paso de un cilindro a otro. Los espacios triangulares que se forman entre los círculos en los que se ubican las funciones programáticas, y contribuyen a dar una sensación de porosidad a la estructura. Una parte del afuera, parece estar en el adentro. De esta forma, Makoto Yokomizo busca combinar arquitectura y ecología.

Descripción funcional

Las funciones programáticas se encuentran contenidas en los círculos, cada uno cuenta con los metros cuadrados necesarios para cada una de ellas. De esa forma se explota la capacidad del círculo de contener diferentes elementos programáticos. En una sala cuadrada, la pared frente al acceso con ene las obras aparentemente más importantes, en una sala circular, esta disposición espacial no es posible, y no funciona porque se trata de una pared continua sin ninguna jerarquía.

Se intenta atender las necesidades de cada sala individualmente. Para esto se utilizaron terminaciones diferentes en cada caso, así como diferentes iluminaciones y sistemas de aire acondicionado. El objetivo es generar una situación diferente en cada sala de exposición. Los círculos en el interior no presentan direccionalidad. No hay necesidad de avanzar linealmente,se puede pasar de la primera a la cuarta sala o entrar en cualquier espacio adyacente. Makoto intenta transmitir la sensación de un bosque natural, mediante las características de los espacios: oscuridad, silencio, animación, calidez, frescor, viento. Los espacios entre las habitaciones circulares se convierten en jardines con plantas locales que aparecen en las obras de Tomihiro Hoshino. Estas plantas son cuidadosamente elegidas y en la intención de “dar vida al edificio”.

Iris (1978). Tomihiro Hoshino

Iris (1978). Tomihiro Hoshino

Referencias y recursos:

h p://aujourdhuivalery.blogspot.com

h p://chi-athenaeum.org

h p://www.10000architects.com/

h p://www.flickr.com/photos/eager/BIBLIOGRAFÍA

– Verb Condi oning: Architectural Boogazine.

– Japan Architect 60 Yearbook 2005.

– Philipe Panerai “Elementos de Análisis Urbano”.

– Kevin Lynch “La Imagen de la Ciudad”.

– Norberg Schulz “Existencia, Espacio y Arquitectura” .

– Plan Urbanís co Integral para la ciudad de Midori (2010).

– h p://www.city.midori.gunma.jp/

 

 

 

 

Publicado por | 7 de junio de 2015 - 14:02 | Actualizado: 7 de junio de 2015 - 14:02 | PDF

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