Pequeña casa experimental
Por Aníbal Parodi (Docente de Taller Scheps)

La “habitación verde” poco tiempo atrás, cuando estaba aún signada por la gigantesca presencia del añejo ejemplar de Pawlonia que vio nacer a la casa.

Y la nave va. La casa se ancla en el terreno como una nave atracada a su muelle. Sobre la popa se ubica la maquinaria que la pone en funcionamiento: un apretado racimo de espacios de servicio y acondicionamiento. Por debajo, una amplia cava que hace que la casa periódica y literalmente flote. Hacia la proa, la nave se hace más ligera. Apenas un delgado plano proyectándose sobre el jardín coronado por una barandilla náutica. Imagen recortada en toda la variedad imaginable de marcos de referencia, sonido del agua golpeando contra el muro o reflejo luminoso, el lago es una presencia permanente para todos los sentidos. Y la nave va.

Once metros de horizonte. La ventana hacia el lago es, desde el momento de su concepción, componente clave para la comprensión del proyecto. Incorpora el paisaje al espacio interior, acompañando su horizonte y le aporta el sentido de proporción y progresión espacial. Once metros de ventana a lo largo de la cual se suceden los eventos singulares que pautan el encadenamiento de rincones domésticos diferenciados. Marco para el cambiante paisaje interior y exterior, pantalla interactiva, la fenêtre en longueur es un contundente trazo lineal que, reflejo de la horizontal quietud de la superficie del lago, se transforma empáticamente en arquitectura.

Preanuncio y sorpresa. La casa se organiza geométricamente según un orden regular que reproduce rítmicamente un mismo módulo a lo largo de un único eje longitudinal central. La aparente sencillez esconde una complejidad develada solo por el movimiento en el espacio.

La experiencia de un número controlado de espacios (estructurados según un circuito continuo) desde una considerable variedad de situaciones y puntos de vista, afirma la conciencia del propio movimiento y genera una ilusión de mayor amplitud y variedad perceptiva. El espacio se nos presenta como una serie de revelaciones fragmentarias estructuradas según una visión serial. Nada es absolutamente previsible ni totalmente desconocido. Los eventos espaciales se encadenan entre el preanuncio y la sorpresa encontrando siempre el justo punto medio entre el disfrute intelectual y la emoción espontánea.

Captura. La estrecha ventana corrida que enmarca el horizonte desde el interior, al igual que la abertura en el muro del jardín, dosifican el disfrute para, simultánea y estratégicamente, aumentar su intensidad. El simple hecho de enmarcar presupone el establecimiento de una frontera. La imagen encuentra en su marco un valor adicional que la separa y distingue del resto de las imágenes. Al precisar sus límites, la referencia, dirigiendo nuestra mirada hacia ella.

En la “petite maison” no hay nada que esconder. La apertura al lago es naturalmente deseable. Por eso mismo, el maestro nos obliga a saborearla poco a poco, evitando que nuestros sentidos se saturen.

Recuerdos del futuro. Una mirada atenta a la casa permite descubrir tras su callada modestia (e incluso voluntario anonimato) una actitud permanente y persistente de experimentación. De algún modo pareciera que Le Corbusier hubiese utilizado de modo consciente esta oportunidad para montar un verdadero laboratorio de investigación arquitectónica. Temas que le preocupan desde ese momento y por siempre, encuentran en la casa sobre el lago Leman, la prefiguración de futuras soluciones. Tan ocultos o evidentes como se desee, subyacen en esta pequeña casa, elementos claves para la comprensión del conjunto de su obra. Siguiendo un proceso compositivo riguroso pero distendido (al menos sin la presión de la obra de gran presupuesto y máxima difusión), el maestro ensaya teoría y práctica del uso del color y de los materiales; esboza ideas clave para la generación de un sistema de equipamiento; concreta radicalmente el concepto de la terraza-jardín; e investiga, de forma determinante, sobre los conceptos de espacio mínimo, encadenamiento y fluidez espacial.

Está allí, a la vista de quién quiera descubrirla, la punta de la madeja de obras claves en su carrera como la Maison La Roche, el Pabellón del Esprit Nouveau o el Cabanon.

Fragmentos extraidos de:
Aníbal Parodi, Puertas Adentro, interioridad y espacio doméstico en el siglo XX, Edicions UPC, Barcelona, 2005.

Publicado por | 23 de octubre de 2013 - 12:15 | Actualizado: 12 de noviembre de 2013 - 20:21 | PDF