Constantino, Bizancio y un Cuerno –
Por Adriana Barreiro Díaz (Docente del Grupo de Viaje 2013)

Foto: Adriana Barreiro Díaz

Cuando Constantino I, el Grande, trasladó la capital del Imperio Romano de Oriente a una ciudad llamada Bizancio –inmediatamente rebautizada como Nueva Roma, luego denominada Constantinopla, y ahora Estambul– es de asumirse tomó una decisión mediante la cual se buscaba impedir el avance del Islam hacia Europa Occidental.

De lo que la Humanidad puede disfrutar en la actual capital de Turquía, ya al pisarla, es en buena medida resultado de una suerte de eterno y permanente melting point (*) que nos hace tener presente tanto el pasaje de un estado de cosas a otro, como la convivencia de dos mundos y de dos formas de ver el mundo –cuando no de más– que, a su vez, remiten a la alternancia entre una multiplicidad increíble de factores – y todo ello en equilibrio. ¡De a ratos es casi como si hubiera un equilibrista, atrás de bambalinas, lidiando, cual un titiritero, con una infinidad de piolas – para, así, lograr que todo fluya, que haya armonía, que se disfrute de la diversidad, y que sea para el goce de todos.

Tal vez varios de nosotros alguna vez tuvimos oportunidad de oír o de tomar contacto con lo que en el imaginario colectivo de nuestras sociedades se asocia a los turcos: una cierta concupiscencia que, claro está, bien podría atribuírsele a todos y a cada uno de los pueblos – el oriental incluido. Una ‘viveza criolla’ de la cual, en nuestro caso, nos enorgullecemos –o de la que hasta hace no mucho nos orgullecíamos– pero que, cuando vista en otros deviene un atributo que genera desconfianza. La desconfianza por el extra-grupo, por códigos que no dominamos, por un poder distinto que, de hecho, ‘nos puede’ a partir de nuestro desconocimiento, de nuestra omisión.

Estambul fascina porque el desconocimiento se transmuta y, porque, por sobre todo, entendemos que la diversidad y la riqueza provienen de cosas que suman. Que siempre suman. Dejamos de lado la “ajenidad” del otro. Esa cultura deja de ser la del extra-grupo y pasa, con los minutos y las horas, a ser la nuestra, la de todos, la que también integramos. Estamos dentro.

(*) – Al respecto, ver:  http://en.wikipedia.org/wiki/Melting_point   [25Junio2013]

Foto: Adriana Barreiro Díaz

Publicado por | 24 de junio de 2013 - 03:45 | Actualizado: 9 de septiembre de 2013 - 18:18 | PDF

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