VIVIENDA ARBOLEYA

Realizada entre 1948 y 1950, la vivienda se desarrolla entre medianeras y posee una gran profundidad. Resuelta en dos niveles, la planta baja es independiente y aloja el consultorio médico y sus dependencias. A su vez, al recostarse contra la medianera permite el pasaje del automóvil hacia el garaje. En planta alta, la distribución se divide en tres sectores: el estar-comedor al frente, los servicios en medio, ventilando a través de patios, y la zona íntima hacia el fondo.

 García Pardo estudia varias versiones del proyecto, algunas muy diferentes a la obra realizada. La versión definitiva recuesta la planta baja sobre el oeste y cambia la disposición del acceso y las estancias principales, de modo de permitir la máxima entrada de luz —considerando la orientación sur de la fachada—. La ubicación de la escalera hacia la planta alta y su resolución en fachada parece haber sido motivo de particular estudio por parte del arquitecto. En proyecto exhibe, en varias versiones, la decisión de trabajar la fachada con formas curvas que brindan mayor dinamismo visual a los espacios interiores y permiten, en este caso, mayor entrada de luz en la pared, vidriada de piso a techo.

 En la fachada construida es evidente, por otra parte, el juego formal que se establece entre la curvatura del cerramiento vidriado, la caja que la enmarca, el volumen de escaleras y el pilar exento revestido con pastillas de gres coloradas, cuya aparición responde a intereses compositivos antes que estructurales.

Tanto en la fachada preliminar como en la definitiva puede observarse una formalización moderna, probablemente con referentes en la arquitectura brasileña —compárese el curvado de la fachada con la del Casino de Pampulha de Niemeyer—, y alejada entonces del estilo de sus chalets precedentes.