COMISIÓN HONORARIA DE LUCHA ANTITUBERCULOSA

Este documento es extraído del libro realizado por las arquitectas J. Yolanda Boronat y Marta R. Risso “Román Fresnedo Siri. Un arquitecto uruguayo” Montevideo, Instituto de Historia de la Arquitectura, División Publicaciones y Ediciones de la Universidad de la República, 1981.

El edificio es una de las últimas realizaciones del arquitecto en nuestro país. El proyecto data de los últimos años de la década del cincuenta, pero su ejecución fue lenta y algunas etapas de la obra fueron dirigidas por el Arq. Adolfo Sommer por encontrarse Fresnedo Siri en el extranjero. También algunos detalles de terminación quedaron a su cargo al fallecimiento de aquel.

Esta obra presenta particularidades muy apreciables por la complejidad del programa y las condiciones exiguas del predio, el cual consiste en una larga y angosta faja, cuyo ancho no alcanza a los diez metros; con frente a la Avda. 18 de Julio Nº 2187. Con gran habilidad el arquitecto logra una planta libre articulada en dos bloques, separados por un pozo de aire y luz, ambos comunicados por una zona común de servicios higiénicos. En las plantas en que se desarrollan funciones administrativas similares, ambos sectores participan de una unidad espacial lograda a través de la comunicación visual, dada por amplios vanos vidriados, que permite que desde el segundo cuerpo, hasta la luminosidad de la calle.

El edificio se desarrolla en nueve niveles. En el subsuelo debió resolver un local para instalar los talleres electrotécnicos y mecánicos y garages. Actualmente se hicieron modificaciones para adaptar la planta a las nuevas necesidades funcionales.
En planta baja se ubica el salón de actos con capacidad para 110 personas precedido por el Hall General destinado a exposiciones. En plantas altas se ubican todos los locales administrativos y contables; sala de sesiones, biblioteca y archivos y en el séptimo piso se ubica la sala de máquinas y dependencias destinadas al encargado.

La planta tipo a pesar de los escasos diez metros de ancho posibilita su compartimentación para crear despachos privados con acceso independiente desde el pallier de los ascensores y escalera. El cerramiento que separa el escritorio del Jefe, de la oficina, fue resuelto mediante una mampara de madera y vidrio transparente, con una puerta que los vincula directamente.
La flexibilidad de esta planta se apreció plenamente cuando se puso en funcionamiento el edificio. Se fue compartimentando según las necesidades y la biblioteca se instala en el quinto piso en el segundo cuerpo del edificio ocupando la totalidad de la superficie, en cambio el archivo en el tercer piso también en el segundo cuerpo, ocupa parte del mismo y en el resto se instalan escritorios.

En el sexto piso encontramos una confortable sala de sesiones, sala de espera y una oficina de carácter más privado. También aquí la caracterización de las funciones hizo que se modificaran los espacios con nuevas mamparas adaptándolos a los nuevos requerimientos.

En los pisos en los cuales se desarrollan funciones que incluyen la atención al público, ésta se resuelve de la mejor manera: el mismo corredor que sirve de pallier a los ascensores y escaleras se prolonga a lo largo del hueco de la misma y un mostrador bajo lo separa de las oficinas, éste permite por su diseño que el público haga su gestión frente al funcionario cómodamente sentado.

A la sencillez de la planta le corresponde una simple y coherente fachada realizada en hormigón armado visto, en la cual se destacan los vanos vidriadazos de fachada. Esta ventana así acusada está constituida por una única hoja en carpintería de aluminio, en la cual se inserta una gran lámina entera de vidrio, sin existir subdivisiones que limiten la pureza del plano vidriado. Para abrir la misma diseñó un dispositivo especial de giro en torno a un pívot de eje vertical.

El arquitecto como en la mayoría de sus obras diseña todos los detalles de los elementos constitutivos incluyendo el equipamiento. Para ésta realizó el diseño de mesas, escritorios, sillones y algunos artefactos lumínicos, todos de gran belleza logrados aún con mínimos recursos, condición a la cual debió ceñir toda ésta realización. Otros elementos del equipamiento debió elegirlos entre los productos que le ofrecía el mercado, presentándosele difíciles opciones para lograr el equilibrio entre el bajo costo, y la mejor calidad de diseño y material.

El color contribuye a destacar elementos del mobiliario; placares y estanterías pintados de azul claro, contrastan que las paredes de tono gris casi blanco; los pisos de parquet muy oscuro y las mesas y escritorios de madera clara casi natural todo el conjunto inundado por la luz que penetra desde el exterior.

El patio de aire y luz no es ajeno a esta preocupación por lograr un entorno armonioso y agradable. Plantas en grandes maceteros de madera sobre el piso de ladrillos se alzan a gran altura hasta confundirse con otros colgantes que bajan desde la cornisa sin faltar las que van trepando por los muros.

Cada elemento con su color y textura propios contribuyen a crear ambientes cómodos, cálidos, acogedores, para que quienes allí trabajen se sientan a gusto.

Está siempre presente la preocupación del arquitecto para lograr un entorno que satisfaga plenamente al ser humano en el desarrollo de sus actividades.