Depósito Julio Herrera y Obes

 

Textos del Ing. Eladio Dieste

"La obra se hizo después de ganar un concurso en que se preveía demoler un viejo depósito y construir uno nuevo. Demoler el viejo no era racional ni económico. Ganamos la licitación usando la vieja mampostería de ladrillo, convenientemente reforzada para resistir el viento, y apoyando en las paredes una cáscara gausa de 50m de luz. Como el precio fue tan bajo, convencimos a las autoridades del puerto para que pudiéramos revestir las viejas paredes, como ampliación del contrato, con una albañilería que protegiera la antigua. Respetamos enfatizándola, toda la forma del antiguo depósito, algo tan hermoso como las mejores cosas de ladrillo de Roma (vamos a Roma a admirarlas, pero las tenemos aquí y no las vemos). Área cubierta: 4.200m2; luz libre 50m; espesor total de la cáscara: 12cm, de los que 10cm son de ladrillo hueco. El precio del contrato terminado, con piso nuevo, aberturas, revestimiento interior con mortero “ a la bolsa” pintado con cal, con la albañilería de protección y una suma respetable de trabajo personal, fue de ciento veinte mil dólares americanos. La albañilería antigua, en la que se alojó la armadura necesaria para absorber los efectos del viento, se revistió de ladrillo a la vista, manteniendo las hermosas proporciones existentes. Las pilastras adosadas eran indispensables para resistir el viento sobre la pared. También aquí se integran bien estructura nueva y albañilería antigua."

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Administración Nacional de Puertos, actualmente Depósitos Montevideo S.A., concesionario privado.
Antiguo depósito del siglo XIX techado con bóvedas de doble curvatura de ladrillos huecos armados. Se reforzaron las fundaciones para soportar el nuevo techo y se acondicionaron los viejos muros resaltando la calidad de su expresión.

Dimensiones:
- área cubierta 4200 m2
- bóvedas de doble curvatura: luz libre 50 m, flecha 5.60
- altura de pilares 6.50 m

Fecha: octubre 1977 - mayo 1979
Ubicación: Rambla 25 de Agosto y Zabala, recinto portuario, Montevieo

En 1975 se hizo un llamado público para la reconstrucción de un viejo galpón en el Puerto de Montevideo que se había incendiado. La propuesta de Dieste fue reciclar las paredes, respetando las proporciones de una construcción del siglo XIX y techar el espacio (4200 m2) con bóvedas de cerámica armarda de doble curvatura. Las bóvedas salvan una luz de 50 m, con una altura libre bajo los tensores de 6.50m. El techo está formado por 14 bóvedas atensoradas construidas con ladrillos huecos (25x25x10) unidos con mortero de arena y portland, cubiertas en la superficie exterior con una capa de mortero de 2 a 2.5 cm de espesor y pintadas de blanco para reflejar la radiación solar. La estructura de sostén está formada por dos vigas de borde de hormigón armado apoyadas en refuerzos de hormigón practicados en los viejos muros de ladrillo. Estos refuerzos se vinculan a la viga de borde y al macizo de fundación, mediante cables de acero precomprimido.
Los muros y las aberturas fueron tratados con sumo cuidado buscando respetar y resaltar el valor espacial que expresaban. En el interior se regularizaron las pilastras estructurales y se repararon los muros con revoque a la bolsa, de arena y portland pintado a la cal, buscando uniformizar la expresión dominante de la vieja albañilería. En el exterior los muros estaban bastante deteriorados por lo que se optó por hacerles un revestimiento en ladrillo de campo visto cuidando especialmente resaltar las aberturas. Los muros laterales y testeros tienen una sucesión de puertas y espacios ciegos, enmarcados, que componen una serie de relieves que alivianan la fachada y se ajustan a la lectura del espacio en movimiento que expresan las bóvedas. Los muros testeros tienen una serie de ventanas superiores que rematan el muro por encima de los portones y además las pilastras del muro que se intercalan en cada portón o espacio ciego. Los vidrios de las ventanas están colocados al ras del muro interior y los antepechos, construidos con una sucesión de hiladas escalonadas de ladrillo, de la misma forma e inclinación que el remate de las pilastras en el encuentro con el muro, generan una fuerte unidad de expresión. La luz natural llega, principalmente, a través de un corte transversal en cada bóveda cerrado por vidrios apoyados en parantes metálicos.